Marie-Dominique Lelièvre (París, 60 años) conserva en un cajón —de su casa y de su memoria— un arsenal de secretos de las celebridades que marcaron la historia francesa del último siglo. Periodista y autora de una decena de biografías, ha logrado llegar a los rincones más oscuros de personajes como Yves Saint Laurent, Brigitte Bardot, Coco Chanel, Serge Gainsbourg o Françoise Sagan. Este último es el protagonista del libro Françoise Sagan a toda velocidad, que publica en español la editorial Superflua coincidiendo con el 90º aniversario del nacimiento de la escritora. Sus libros son una ventana indiscreta a las vidas de algunas de las personalidades más poderosas de nuestro tiempo, y un modo de comprender esa enigmática Francia de la posguerra que buscaba esconder la vergüenza y el deshonor dando a la sociedad vicios y sangre nueva como remedio al trauma. Más que periodista o escritora, prefiere definirse como retratista: “Creo que me convertí en retratista porque el mundo en el que vivimos es cada vez más narcisista y necesitamos identificarnos con otras personas”, reconoce.A excepción de Chanel, a quien retrató en Chanel & CO: les amis de Coco (inédito en español) y El N.º 5 de Chanel: Biografía no autorizada (Superflua, 2020), los héroes de sus libros son niños de la guerra, como sus propios padres, nacidos en los años treinta, y comprenderlos a ellos es comprender mejor su propio país. “Me sirvo del ‘yo’ para contar la trastienda de la investigación, en la que llevo conmigo al lector”, explica. “Cuando hablo de mi madre o de las vacaciones de mi infancia, hablo del francés de a pie que vivió estos años en los que Francia era un país colaboracionista, con una sociedad manchada por el pecado original. Dejaron a los alemanes instalarse en su país, colaboraron y mandaron a los judíos a campos de concentración. Había que promover una nueva generación, sangre nueva e inocente, y como en todo periodo de posguerra, había ganas de festejar”, asegura. Más informaciónDe esa necesidad de despreocuparse se explica el éxito de Sagan, que con 20 años era ya un referente mundial unido de por vida a la rumorología y a los excesos, que estuvieron a punto de costarle la vida y que, en cierto modo, le costaron la carrera a muchas celebridades. Como a Bardot, inconfundible icono femenino desde los años cincuenta, sobre el que trató de ir más allá ahondando en los problemas con el alcohol que explican su soledad. O de Saint Laurent, de quien desveló su lado más oscuro. Cubierta de la biografía ‘Françoise Sagan a toda velocidad’, escrita por Marie-Dominique Lelièvre.Editorial SuperfluaEn su carrera, han sido los personajes de la todopoderosa industria de la moda patria los que más dolores de cabeza le han traído. Con Saint Laurent, chico malo, publicada en francés en 2010, Lelièvre se ganó un enemigo. El empresario Pierre Bergé, expareja de Saint Laurent y fundador del mito más allá del diseñador, con quien precisamente había hablado anteriormente para su biografía sobre Sagan, trató de cortarle el paso al círculo más cercano al creador, pero ya era tarde. Para cuando Bergé activó sus redes para censurarla, la escritora había hablado con casi todos, incluyendo Victoire Doutreleau, musa de Saint Laurent, que le confesó sus relaciones íntimas con Bergé, pidiéndole que no lo contara. “No lo hice, al igual que tampoco mencioné en ese momento que el fin de la relación de Bergé con Saint Laurent se debía a la violencia del diseñador, pero Bergé leyó mi libro mejor que nadie y de alguna forma supo que yo lo sabía todo”, cuenta la periodista. Años más tarde, el empresario sirvió su venganza en un plato helado. Según la biógrafa, él “le contó la historia al director Jalil Lespert y se las apañó para que lo incluyera en la película en una escena extremadamente violenta, que probablemente no sucedió así, en la que Bergé sodomiza a Victoria contra una puerta”. La modelo, que pensaba ver un homenaje a los años de su juventud, se encontró inesperadamente con la escena. “Esa era el tipo de venganza que hacía. La gente te decía que era un hombre formidable, pero, como dijo Satanás a Jesús: ‘Todo esto te daré, si postrado me adoras’. Ese era Bergé: inclínate ante mí y te daré todo lo que yo quiera darte”, describe ahora que el magnate ha fallecido.La biógrafa francesa Marie-Dominique Lelièvre en una imagen cedida por ella. “Creo que me convertí en retratista porque el mundo en el que vivimos es cada vez más narcisista y necesitamos identificarnos con otras personas”, reconoce.Carole BellaicheBergé llegó a impedir que ella participara en algunas emisiones de radio y el mundo de la moda prestó menos atención a su libro del que le dieron en su lanzamiento los medios generalistas. Aquello fue un aperitivo a lo que estaba por venir. Si su libro sobre las amistades de Chanel y sus relaciones bisexuales fue acogido con interés, la marca francesa no le perdonó la publicación años más tarde de la biografía del perfume Nº5. Lelièvre, que escribe a día de hoy en el periódico Libération y la revista Marianne, vio como algunas de sus colaboraciones con la prensa se acababan y perdió amistades en el mundillo tras retratar en su obra los años más oscuros de la diseñadora más conocida de Francia, sobre la que escribió sin ambages: “Chanel era antisemita. No tengo dudas al respecto. Y fue una colaboracionista”.Algunos de sus libros han despertado el interés de productores de cine y han servido de base documental para series y películas que, en los últimos años, abordan con menos censuras la relación entre el mundo de la moda y la Alemania nazi. Sin embargo, Lelièvre ya no recibe invitaciones a desfiles, y es raro encontrar sus libros recomendados en las revistas especializadas. “La colaboración es un tema que tenía que haber quedado silenciado. De hecho, mi libro es también una crítica a lo que Chanel representa hoy en día. Para ellos es imperdonable porque están acostumbrados a la propaganda, no a la investigación. Hoy, incluso en las escuelas de París, enseñan propaganda y narrativa más que patronaje. No se puede pedir a comerciantes que exploten esa oscura faceta biográfica, su oficio es vender ropa y zapatillas, que es lo que venden ahora. El mío no”, admite tajante.La diseñadora Coco Chanel en una imagen de 1954. Horst P. Horst (Conde Nast via Getty Images)Pese a su franqueza, Lelièvre no es despiadada en sus biografías, aunque confiesa que siempre hay un punto en el que le resulta complicado terminar el libro porque acaba odiando al personaje. Hay una cierta clemencia en sus retratos, para los que se apoya en medio centenar de entrevistas con el entorno, archivos, visitas a los lugares donde vivieron y una capacidad asombrosa de reconstituir escenas que han inspirado también a cineastas. Así ocurrió con el biopic de Saint Laurent dirigido por Betrand Bonello, que no recibió el beneplácito de Bergé.En Françoise Hardy. Étoile distante, también inédito en español, imaginó una escena en la que la cantante visita a su astrólogo. Para darle más realismo (de lo poco que imagina en el libro), consultó a tres astrólogos distintos que elaboraron una carta astral de Hardy. “Me apoyé en fragmentos de unos y otros para reconstituir la escena”, explica. El fotógrafo Jean-Marie Périer, expareja y amigo de la artista —que no había colaborado en el libro—, la llamó para felicitarla: “¿Pero cómo ha hecho para escribir algunas escenas? Son tan precisas…”, recuerda que le dijo Périer.La biógrafa Marie-Dominique Lelièvre en una foto cedida por ella. “No se puede contar todo. Hay cosas que sé que no puedo compartir. En algunos casos no lo he hecho porque los personajes estaban vivos, como sucedió con Bergé”, dice.Carole BeillacheQué sabe y qué no ha contado en sus libros es algo que guarda a buen recaudo, en algún lugar de las libretas en las que lleva la cuenta de sus encuentros. “No se puede contar todo. Hay cosas que sé que no puedo compartir. En algunos casos no lo he hecho porque los personajes estaban vivos, como sucedió con Bergé”, dice ahora. Claro que la indiscreción de poco sirve en estas esferas. Mucho de lo que se ha callado se ha sabido más tarde. El chófer de Saint Laurent, Fabrice Thomas, tuvo menos tapujos en la escritura de sus memorias. No quedó títere con cabeza. Para entonces, a finales de 2017, Pierre Bergé no mandaba ya en estos lares.

Marie-Dominique Lelièvre, la biógrafa de las celebridades francesas que está vetada en desfiles: “Chanel era antisemita, no tengo duda” | Gente
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