Diego Rubio Ríos, soldado profesional del Ejército, tenía 26 años, era oriundo de Ibagué y llevaba cuatro años en la institución. Estaba asignado al Batallón de Despliegue Rápido N.º 7 cuando fue asesinado en medio de un combate en zona rural de San Martín, Cesar, por ‘los Pachencas’. Esta es la misma banda del narcotráfico que en las mesas de la ‘paz total’ se presenta como las ‘Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada’.El nombre de Rubio es uno más en la lista de 80 soldados y policías que fueron asesinados entre enero y mayo de este año, que se perfila como uno de los más violentos contra la Fuerza Pública en la última década. La cifra –que no registra los asesinatos perpetrados por los violentos en junio– equivale prácticamente a la totalidad de casos del 2023, cuando los uniformados asesinados fueron 82.Estadísticas del Ministerio de Defensa conocidas por EL TIEMPO muestran que en los cinco primeros meses del año los asesinatos de militares y policías se dispararon 135 por ciento (más del doble) respecto al 2024, que en el mismo lapso reportó 34 crímenes. De hecho, el año pasado cerró con 99 casos, apenas 19 menos que los registrados en el violento arranque de este 2025.Asesinatos de policías y militares aumentaron un 135% este año. Foto:EL TIEMPO.Las cifras señalan que abril fue el mes más crítico de este año para los representantes de la fuerza legítima del Estado, con 26 asesinatos. En marzo se reportaron 17 muertes; en mayo, 14; en febrero, 12; y en enero, 11. En los últimos diez años, los picos más altos de bajas en la Fuerza Pública se registraron en 2021 (con un total de 148 casos), 2022 (con 130) y 2016 (con 115).En abril estaba en pleno apogeo el llamado ‘plan pistola’ ejecutado por el ‘clan del Golfo’. Se trató de una ofensiva sistemática contra la Fuerza Pública, con ataques directos en distintos departamentos y con la reedición de la macabra estrategia de Pablo Escobar en los 80 y 90: el pago de sumas de hasta 5 millones de pesos a bandas delincuenciales por el asesinato de policías y soldados.En junio, aunque no hay cifras oficiales consolidadas, se han reportado al menos seis homicidios más. Uno de los casos más estremecedores fue el del patrullero Luis Expedito Pabón Contreras, de 19 años, oriundo del municipio de Herrán, en Norte de Santander. El joven fue asesinado el 5 de junio por un francotirador del Eln en su propio pueblo natal.Homenaje a policías asesinados en abril de 2025. Foto:Mauricio Moreno. EL TIEMPO – @mauriciomorenofotoCon él ya son 12 los uniformados que mueren por balas disparadas a centenares de metros de distancia en lo que va corrido del 2025. Es una táctica criminal utilizada sobre todo por esa guerrilla en la zona de frontera para sembrar la zozobra en los municipios del Catatumbo, y hasta ahora no hay una respuesta efectiva ni del Ministerio de Defensa ni de la Policía para desmantelar esos grupos de asesinos especializados.Fuentes militares señalaron que este entrenamiento no se limita al uso de rifles de precisión, sino que también incluye explosivos, inteligencia y manejo financiero. La cercanía con Venezuela ha sido un factor clave en este fortalecimiento operativo. “No estamos hablando de una sola persona, son varias personas que han sido entrenadas en esta táctica. Ellos atacan y escapan sin dejar rastro”, señaló un oficial a EL TIEMPO.A esta práctica criminal se suma el uso de drones por parte de los grupos armados. El pasado 18 de junio, el soldado Deiver Conde Jiménez fue asesinado tras un ataque con explosivos lanzados desde un dron en la vereda San Benito, en zona rural de Santa Rosa del Sur (Bolívar).El incremento de los ataques coincide también con un cambio en la estrategia de seguridad del Gobierno. La llegada del general (r) Pedro Sánchez al Ministerio de Defensa ha marcado una reactivación en las operaciones ofensivas que ha sido respondida por los violentos con los ataques a las patrullas.Uno de los drones utilizados para los ataques. Foto:CortesíaPara Luis Fernando Trejos, investigador del conflicto armado, esta transición explica parte del aumento en las bajas oficiales. “Las Fuerzas Armadas pasaron a la ofensiva en distintas regiones del país, teniendo como marco de acción el final de varios ceses del fuego pactados en las distintas mesas de negociación. Aunque debe tenerse en cuenta que acciones criminales como el ‘plan pistola’ de las Agc y el uso de drones por parte del Eln y las disidencias han sido puntos ciegos dentro de la estrategia oficial”, comenta.Juana Cabezas, analista de Indepaz, señala que este viraje no necesariamente se traduce en una mejora en las condiciones de seguridad. “El reposicionamiento militar no significa que se reduzcan las cifras de violencia, que tienden a empeorar. La presencia militar no es igual a un cambio positivo en la violencia en el país”, advierte la experta.Aumentó el secuestroDe otro lado, las cifras generales del homicidio también van al alza. Entre enero y mayo de 2025 se reportaron 5.468 casos, un aumento del 2 por ciento frente al mismo periodo del año anterior.A su vez, los datos del Mindefensa muestran que el secuestro extorsivo se disparó. Mientras que en los primeros cinco meses de 2024 se reportaron 65 casos, este año van 129, lo que supone un crecimiento del 98 por ciento.Se han incrementado los actos de terrorismo, al pasar de 408 casos en 2024 a 437. Y van 13 voladuras de oleoductos y 7 de vías, eventos que no se habían presentado en el mismo periodo del año pasado.El reporte oficial comprueba también que Colombia perdió el arranque del 2025 en materia de lucha contra los narcocultivos. Van 1.843 hectáreas erradicadas en los cinco primeros meses (en 2024 el resultado fue peor: 1.587 hectáreas) y todo indica que el país llegará a septiembre, cuando el gobierno del presidente Donald Trump en Washington califique la lucha de los países del mundo en contra de la droga, sin una mayor afectación del ‘mar de coca’, que en 2023 (últimas cifras disponibles) estaba sobre las 253.000 hectáreas.En cambio, las incautaciones de cocaína siguen creciendo en el país. Se reportan 403 toneladas de alcaloide decomisadas frente a 373 del mismo lapso del año pasado.En cuanto a masacres, los datos muestran una reducción: se pasó de 87 casos en los primeros cinco meses de 2024 a 29 este año. Otro de los datos que positivos es el de hurto a vehículos y residencias, que cayó 24 y 23 por ciento, respectivamente, lo que refleja una mejora en la seguridad en estos ámbitos. Además, se registraron disminuciones en delitos informáticos y contra el medioambiente, de 16 y 28 por ciento, respectivamente.Juan Diego TorresDielas@eltiempo.com

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