Las consecuencias de las torrenciales lluvias que golpearon a finales de octubre principalmente a la provincia de Valencia fueron devastadoras y se recordarán durante años. Sus mortales impactos —que un juzgado investiga si se vieron acrecentados por la mala gestión de las autoridades autonómicas de la emergencia— fueron enormes: en unas pocas y trágicas horas fallecieron 232 personas en Valencia por las inundaciones, lo que supone el 70% de las muertes ligadas a episodios de lluvias torrenciales en Europa en todo 2024.Así se deduce del Informe sobre el Estado del Clima Europeo de 2024, que se publica este martes y elaboran el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, dependiente de la Comisión Europea, y la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El estudio recopila las tendencias y eventos meteorológicos del pasado año en un continente que se está calentando más rápido que el resto debido al cambio climático causado por el ser humano. Como ocurrió en el conjunto de la superficie de la Tierra, 2024 fue en Europa el año más cálido registrado desde que existen mediciones directas. Y un planeta más caliente es sinónimo en muchos casos de eventos meteorológicos más extremos y frecuentes, como ocurre con las olas de calor y los episodios de trombas y anegaciones.En el capítulo destinado a las lluvias torrenciales y tormentas se destaca cómo estos episodios “afectaron a unas 413.000 personas” y causaron “la pérdida de al menos 335 vidas” el pasado año en Europa. De ellas, según se recoge también el documento, al menos 232 personas fallecieron en Valencia durante la dana (depresión aislada en niveles altos) de octubre. “Los daños en las infraestructuras y las pérdidas económicas fueron graves, por un total de unos 16.500 millones de euros”, se añade sobre esa gota fría, que también golpeó a Albacete, Cuenca y Málaga. Este episodio también concentró la mayor parte de las pérdidas económicas ligadas a inundaciones en Europa el pasado año, que el estudio cifra en “al menos 18.000 millones de euros”.Según Copernicus, en 2024 el 30% de los ríos de Europa experimentaron caudales que superaron el umbral de inundación alta (es decir, avenidas que se dan cada cinco años), mientras que el 12% de la red fluvial experimentó caudales que superaron el umbral de inundación grave (es decir, con un periodo de retorno de 20 años). “Europa experimentó las inundaciones más generalizadas desde 2013″, sostiene Samantha Burgess, directora estratégica de Clima del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo, y una de las coordinadoras del análisis presentado este martes.En el capítulo de lluvias torrenciales se analizan dos episodios de inundaciones concretas de 2024: el de Valencia, de finales de octubre, y la tormenta Boris, que en la segunda mitad de septiembre causó precipitaciones extremas en Europa central y oriental. Se produjeron “inundaciones en zonas de Alemania, Polonia, Austria, Hungría, Chequia, Eslovaquia, Rumania e Italia”. Para ambos casos se han publicado análisis científicos de atribución que apuntan a que el cambio climático ha alimentado esas lluvias torrenciales.Pero el informe de Copernicus y OMM no solo analiza lo ocurrido ya, también lo que se espera para el futuro. “Europa es una de las regiones con el mayor aumento previsto del riesgo de inundaciones”, se explica partiendo de lo establecido ya por el IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, vinculado a Naciones Unidas. En su última revisión del conocimiento científico sobre el cambio climático, este panel de expertos señalaba que se prevé “un aumento de las precipitaciones extremas y las inundaciones de aguas superficiales en todas las regiones de Europa”.Según lo ya observado, “entre 1960 y 2010, los riesgos de inundación fluvial aumentaron en Europa occidental y central y en el Reino Unido un 11% por década y disminuyeron en Europa oriental y meridional un 23% por década”. “Las tres décadas más recientes tuvieron el mayor número de inundaciones en los últimos 500 años”, resumen los autores. A medida que avance el calentamiento global, los problemas serán mayores. “Cada fracción de grado adicional de aumento de la temperatura importa porque acentúa los riesgos para nuestras vidas, para las economías y para el planeta”, ha advertido a través de un comunicado Celeste Saulo, secretaria general de la OMM. “Es imprescindible adaptarse”, ha añadido.Tras las tragedias como la vivida en Valencia el otoño pasado está la intensificación de los eventos extremos debido al cambio climático, pero también la falta de control en la planificación urbana y las construcciones en las zonas inundables. El informe recalca la importancia de que las urbes de preparen ante el cambio climático. “El 51% de las ciudades europeas han adoptado planes específicos de adaptación al clima”, sostienen los autores. Esto supone “un progreso alentador desde el 26% de 2018″.

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