Los móviles se han quedado fuera de los centros escolares en este nuevo curso. Las comunidades autónomas ya no permiten su uso en los centros educativos no universitarios sostenidos con fondos públicos, salvo en excepciones con fines pedagógicos y bajo supervisión de los docentes. El siguiente paso, de menor consenso entre las regiones, serán las acciones para regular el uso de tabletas y portátiles. El 70% de los niños entre 10 y 15 años en España tiene un teléfono móvil, según un estudio de TBS-Barcelona con datos de INE, y la cifra asciende al 96% en adolescentes de 15 años. El Consejo Escolar del Estado aprobó por unanimidad en enero de 2024 prohibirlos en las aulas y esto desencadenó las regulaciones autonómicas donde no las había. La pionera había sido Castilla-La Mancha, cuando el Gobierno regional prohibió en 2014 el uso de teléfonos móviles y otros dispositivos de comunicación en los centros escolares, mediante la Ley de Protección Social y Jurídica de la Infancia y la Adolescencia. Solo los admite en casos previstos en el proyecto educativo del centro. Le siguió Galicia, que los vetó en clase desde 2015 y, desde el año pasado, extendió la prohibición a las entradas y salidas del centro, el recreo, el comedor y las actividades complementarias y extraescolares. Con respecto al resto de las pantallas, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, anunció al inicio de este curso la preparación de una Ley de educación digital para regular el uso de las tecnologías, que solo permite el uso colectivo de dispositivos hasta 4º curso de Primaria y el uso individual a partir de 5º. La siguiente en reglamentar el uso de teléfonos móviles fue la Comunidad de Madrid, que prohibió su uso durante la jornada escolar, desde el curso 2020-2021. A partir de este nuevo curso 2025-2026, los alumnos de Educación Infantil y Primaria no podrán trabajar de forma individual con dispositivos digitales y sus maestros no deberán programar la realización de deberes u otras tareas académicas evaluables en las que tengan que utilizar dispositivos fuera del horario lectivo. Cataluña ha endurecido la normativa para este nuevo ciclo y los alumnos de ESO ya no podrán usar móviles, ni siquiera con fines educativos como hasta ahora. Los menores tampoco podrán llevar relojes inteligentes. En Castilla y León no está permitido el uso del teléfono móvil en horario escolar salvo para fines puramente educativos, por una norma de 2007 que regula el uso de todos los aparatos electrónicos en el espacio escolar. Andalucía, Aragón, Canarias, la Comunidad Valenciana y Extremadura también prohíben los smartphones durante toda la jornada y limitan como excepción su uso a fines didácticos que tienen que estar recogidos en el proyecto educativo del centro. Lo mismo rige en Baleares y Murcia, que este año han regulado además el uso de tabletas y portátiles. Las primeras han incorporado en los currículos educativos una prohibición total del uso de pantallas digitales en Infantil y hasta 4.º de Primaria, y un máximo de una hora semanal de uso en 5.º y 6.º de Primaria. Murcia ha anunciado en este curso su Estrategia Digital ‘Libre’, que recomienda el limitar el uso de tabletas o portátiles a una hora por día en Primaria, y dos horas diarias en la ESO. El plan, que entra en vigor este viernes, dicta que “los dispositivos no deben ser meros sustitutivos que repliquen el libro de texto ni utilizarse para la simple visualización de vídeos de extensión prolongada sin un propósito educativo claro”. También fija que los centros deben evitar las aplicaciones de enseñanza similares a videojuegos que puedan generar dependencia.Dos estudiantes en la biblioteca de un instituto en Vallès Oriental (Barcelona), en 2023.Kike RincónTanto Asturias como Cantabria resolvieron que Infantil y Primaria sean espacios libres de dispositivos móviles y en las etapas superiores puedan usarse únicamente con fines educativos. Los han vetado de pasillos, patios y demás zonas comunes y requieren que, salvo en los casos de uso excepcionales, permanezcan apagados desde la entrada al centro de enseñanza hasta la salida. Lo mismo rige en Ceuta y Melilla, que prohíben que el alumnado lleve aparatos digitales a los colegios y solamente los permite apagados en los institutos.El caso del País Vasco es el menos restrictivo, ya que cada centro debe adoptar medidas para regular el uso de teléfonos móviles y relojes inteligentes durante la jornada escolar, dentro de su autonomía de organización y funcionamiento. En Primaria, el 85% establece una prohibición absoluta y sólo un 15% admite el uso de dispositivos con fines pedagógicos y en la ESO, el uso permitido con fines didácticos se aplica en la mitad de los centros. En la misma línea, La Rioja permite su uso únicamente con fines didácticos bajo la supervisión de un docente y cada centro lo regula de acuerdo con su propio reglamento.El Departamento de Educación de Navarra está ultimando un nuevo decreto foral de Convivencia que sustituirá al hasta ahora vigente, que data de 2010. Este texto regulará por primera vez la presencia de dispositivos tecnológicos en las aulas. No los va a prohibir, pero sí limitará su uso y excluirá su utilización cuando no esté debidamente justificado y recogido en los proyectos educativos de centro. Son los centros, en el ámbito de su autonomía, los que decidirán las limitaciones, informa Amaia Otazu.Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), el uso de los smartphones en clase disminuye la atención tanto de quien usa el dispositivo como de quienes lo rodean. La entidad también afirma, en su publicación Impacto de uso de dispositivos en el sistema educativo, que su uso en los espacios de recreo se asocia con menor tiempo de actividad física, menor interés por la socialización cara a cara y mayor riesgo de ciberacoso. Saldadas las preguntas sobre los impactos del uso del móvil en el colegio, la nueva duda son las otras pantallas. Las líneas son menos claras sobre si permitir el uso de tabletas y portátiles, o volver a los libros de texto. María Angustias Salmerón Ruiz, pediatra especialista en adolescencia y miembro del Comité de Promoción de la Salud de la AEP, explica que el sistema educativo sumó pantallas con la intención de que los estudiantes incorporen competencias digitales, pero que estas habilidades “para que el niño las pueda asimilar y las pueda extrapolar a la pantalla, las tiene que vivir y aprender en el mundo real, donde la riqueza de estímulos siempre va a ser mayor”. Este comité de pediatras que estudian el impacto de las tecnologías en la salud recomienda que se enseñen estas bases sin usar dispositivos, mediante dinámicas de grupo, juegos de estrategia, materiales manipulativos, debates y simulaciones. Así pueden tratar el pensamiento computacional, la protección de datos, la alfabetización mediática o la reflexión ética de manera analógica.

El curso escolar comienza con los móviles casi desterrados de las aulas: así queda en cada autonomía | Educación
Shares: