Sillas volando por todos lados, botellazos, arcos de cerveza planeando sobre el palenque, piezas de batería tomadas como sacos de boxeo, timbales pateados… El concierto del cantante Luis R. Conríquez en la Feria del Caballo de Texcoco, en el Estado de México, a media hora de la capital, acabó este viernes en batalla campal, después de que el cantante, uno de los máximos exponentes del género de corridos bélicos, anunciara que no entonaría sus composiciones más célebres.Conríquez explicó que su decisión respondía a la prohibición impuesta por las autoridades del Estado de México, que esta semana anunciaron que procederían penalmente contra todo cantante que interpretara los llamados narcocorridos. Pero los asistentes no quisieron saber nada de los motivos que esgrimía Conríquez y le abuchearon. El cantante, molesto, se fue, y entonces se libró la batalla de todas las batallas, recogida en vídeo por el público. Es el último episodio de un tema candente en México, los límites a la libertad de expresión, en un país con unos niveles de violencia altísimos, debidos en buena parte al crimen organizado.El asunto Conríquez enlaza con el caso de Los Ángeles del Barranco, grupo mediano que, hace 10 días, proyectó en un concierto en Guadalajara, en el Estado de Jalisco, imágenes de Nemesio Oseguera, alias Mencho, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), uno de los más violentos del país. Los Ángeles no hacían nada que no hayan hecho antes otros cantantes de corridos bélicos, algunos tan famosos como Peso Pluma o Natanael Cano, pero fue el momento en que ocurrió, el lugar, lo que precipitó el debate. En pocos días, Estados Unidos anunció que rescindía las visas de los músicos. La presidenta, Claudia Sheinbaum, lanzó una convocatoria para celebrar un festival musical contra la violencia y la drogas.El enfado por el caso de Los Ángeles del Barranco respondía a la falta de empatía con el caso del rancho Teuchitlán. Porque apenas a una hora y cuarto de donde se celebraba el concierto, peritos de la Fiscalía federal trabajaban en rescatar trozos de hueso, de un rancho vinculado precisamente al CJNG. Según ha explicado el Gobierno federal estas semanas, este grupo criminal usó el rancho como campo de adiestramiento. Su responsable, detenido en marzo, reconoció, según el Gobierno, que, a los reclutas que no querían integrarse al cartel, los torturaban y mataban allí.La decisión ahora del Gobierno del Estado de México de prohibir la interpretación de estas canciones es resultado de lo ocurrido las semanas previas. Y es que Conríquez es probablemente uno de los músicos que más canciones tiene, celebrando las andanzas de criminales de grupos distintos. En una, llamada Nemesio, celebra al líder del CJNG. En otra, que canta con Los Tucanes de Tijuana, alaba a José Alfredo Hurtado Olascoaga, alias El Fresa, líder de La Familia Michoacana. En una más, que canta con Netón Vega, Si no quieres no, se pone a las órdenes de Ivá Archivaldo Guzmán, líder de una de las facciones del Cartel de Sinaloa.En un comunicado publicado este sábado, el Gobierno estatal ha insistido en su postura. “El Gobierno del Estado de México exhortó a las autoridades de los municipios de Texcoco, Metepec y Tejupilco, en donde se celebran ferias con la asistencia de diversos artistas y grupos musicales, a vigilar que antes, durante o después del desarrollo de las actividades y espectáculos programados no se realice apología de la violencia, referencia a personajes ligados a actos criminales o consumo de narcóticos”.

Feria del Caballo Texcoco: Una batalla campal en un concierto de corridos en México alimenta el debate sobre las canciones apologéticas del narco
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