“Desde hace dos días no paro de recibir amenazas e insultos, mensajes en los que me dicen ojalá que me violasen a mi, o me maltratasen a mí. Llegan a amenazarme directamente de muerte y violación”, dice la abogada Carla Vall al teléfono sobre un “aluvión” que empezó a llegarle el pasado jueves por la noche a su cuenta de Instagram después de que el rapero Ayax publicara varias stories en esa red social ―en la que tiene más de 780.000 seguidores―, etiquetándola y haciendo referencia a él mismo como “el defensor de la libertad” con fotos de la película Braveheart o de Martin Luther King. Vall es ahora la abogada de la periodista y escritora Cristina Fallarás, a la que Ayax ha anunciado que demandará por calumnias.El origen es uno de los post del pasado octubre en la cuenta de Instagram de la escritora y periodista ―que recoge desde hace casi dos años testimonios que le envían mujeres relatando distintas violencias―, en el que una de ellas relataba un episodio de violencia con un hombre de la música donde, como siempre, no se daban nombres. “Con un cantante muy famoso de aquí [de Granada, aunque el nombre de la ciudad no aparecía en la publicación] que por aquel entonces era solo conocido aquí, ahora mismo ha hecho hasta series y películas para Netflix”, era la parte del mensaje en el que hablaba específicamente de él.En los comentarios de ese post, aparecieron dos nombres de forma repetida, Ayax y Prok, hermanos y raperos granadinos; y surgió la cuenta Denuncias Granada, específicamente creada para los dos músicos. “Nada más publicar este relato, empezaron a repetirse dos nombres”, contaba hace unos meses al teléfono una de las mujeres detrás de esa cuenta. Ayax y Prok, tras las publicaciones en Instagram, emitieron un comunicado en el que negaron las acusaciones. El concierto que tenían previsto el 25 de marzo en el WiZink de Madrid se canceló, y su oficina de representación, Taste The Floor, despidió al grupo.El 4 de abril, Meta suspendió por tercera vez la cuenta de Cristina Fallarás, en esta ocasión durante una semana ―hasta este viernes―, y Ayax colgó una storie con una foto de Fallarás en la que escribió: “Unos seguimos nuestra vida y otr@s empiezan a pagar. Te han borrado el Instagram. Ahora Ayax te espera en los tribunales a finales de este mes”.Un día después, Carla Vall hizo otra publicación haciendo mención a la del rapero: “Ayer Ayax celebró el cierre de la cuenta de Fallarás. El supuesto defensor de la libertad tiene miedo a la crítica y solo celebra su propia libertad. Ayax ha demandado a Cristina Fallarás. Ella no ha hecho nada malo, ni ilegal. Cristina es la voz de muchas, y así se demostrará. La única citación es para una conciliación judicial, no un duelo épico como parece que cree el rapero. Y ahí la defenderemos”.Tras ese mensaje, este jueves, Ayax colgó las cinco stories etiquetando a Carla Vall, y también a Irene Montero. Y fue cuando, de forma prácticamente inmediata, el buzón de Vall comenzó a llenarse de mensajes con distintos grados de violencia, por los que acabó, primero, “desactivando los comentarios”, y después “archivando el post”. “Porque lo que me llegaba iba desde la amenaza directa de muerte y violación, hasta que soy una mercenaria, que nadie me ha querido nunca, que nunca me he mirado en el espejo… Lo de siempre”, explica Vall.Lo de siempre es la continua y creciente violencia que se ejerce a través del ámbito digital contra las mujeres y, de forma agudizada, contra las mujeres feministas. Políticas, cantantes, actrices, periodistas, científicas o profesoras, cualquier mujer que comparta discurso u opinión en redes se expone a diario a mensajes de odio, con contenido violento, o amenazas más o menos directas, casi siempre haciendo alusión a su libertad sexual o a su estética.Hay múltiples estudios y análisis desde hace varios años, en diversos países, que explican cómo se producen ataques focalizados sobre una persona concreta; a veces directamente organizados a través de canales o plataformas privadas, y, en otras ocasiones, basta con que alguien se pronuncie para que, sin que medie una petición expresa, sus seguidores lo inicien. También existen múltiples estudios que hablan de las consecuencias de esa violencia digital para las mujeres, desde su salud mental, su percepción de inseguridad o cómo cambian su uso de las redes.El informe Sin filtro de la consultora LLYC, del pasado marzo, concluía que, en torno al antifeminismo, se está produciendo una vandalización de la conversación sobre la igualdad en la que este grupo contrario a los avances de los derechos de las mujeres está en gran parte politizado, cada vez más organizado y radicalizado, es agresivo e irreflexivo al hablar, hace uso de mentiras y manipulación de estadísticas y disemina su discurso con mensajes simples y que apelan a emociones negativas como el odio.Carla Vall cree que con los stories que Ayax colgó quiere “perturbar” su acción en el proceso. Ya ha denunciado muchos de esos comentarios en Instagram, “pero es que hay cientos”. Y asegura que, hasta ahora, no le había pasado nunca: “Algún comentario, pero una campaña de acoso como esta, jamás. Creo que tiene la intención de amedrentarme, como una forma de anunciarme qué va a pasar si defiendo a Fallarás”. El acoso masivo, dice la letrada especializada en violencia sobre las mujeres, “es una fórmula de violencia viral por su propia forma, cada uno contribuye con una pequeña acción que individualmente parece que ser nada, pero en conjunto sí lo es”.El abogado de Ayax, Jesús Jiménez, al teléfono, no quiere entrar “a valorar las publicaciones” del rapero. “Mis clientes pueden subir y hacer las manifestaciones que ellos consideren sin que yo intervenga para nada”, añade. Y no cree que esto vaya a tener ninguna consecuencia para la cita judicial a finales de este mes: “Un acto de conciliación previo a la interposición de una querella por calumnias, exigido por el artículo 804 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, por lo que este acto constituye un trámite procesal preceptivo por imperativo legal”.La querella, afirma el abogado, ya está redactada: “Entendemos que la autora de dicho testimonio es la propia Fallarás, ya que la publicación que subió a finales de octubre de 2024 en su perfil no viene firmada por ninguna otra persona, y tampoco, tal y como pretenden hacer entender a la opinión pública, por una persona anónima. Además, mi representado no ha cometido en 2016, ni en ningún otro momento de su vida, ningún acto que pudiera vulnerar la libertad sexual de nadie, por lo que el contenido de dicha publicación es absolutamente falso”.La cuenta de Denuncias Granada, que solo recoge testimonios sobre el rapero y su hermano, acumula hasta ahora alrededor de un centenar de testimonios que hablan de episodios a lo largo de distintos años y, en algunos de ellos, las mujeres que los escriben afirman que en el momento en el que sucedieron los hechos que relatan, ellas eran menores de edad. Todos esos mensajes, como en la cuenta de Cristina Fallarás, son anónimos para quienes los leen. Preguntado Jiménez si contra esa cuenta también van a actuar legalmente, responde “ya se hablará de eso más adelante”.

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