Por primera vez desde 2021, todas las plazas de Médicos Internos Residentes han quedado cubiertas. En las últimas tres convocatorias, habían quedado desiertas decenas de vacantes en Medicina Familiar: en 2024, se batió el récord de plazas sin cubrir en esta especialidad, fueron 459.En la última jornada de adjudicaciones, este miércoles, Medicina Familiar y Comunitaria ha sido la última en coparse. Antes que ella lo hicieron Medicina Preventiva y Salud Pública, Medicina del Trabajo, Microbiología y Parasitología, Análisis Clínicos y Farmacología Clínica.La diferencia es que Familia oferta muchas más plazas: 2.508 puestos de los 9.007 en liza, dado que es también la que tiene más demanda de profesionales. Según un informe del Ministerio de Sanidad, hay un déficit de 4.500 profesionales en Atención Primaria.El sistema funciona por orden de nota en los exámenes del MIR. El que saca la más alta escoge una especialidad en un centro determinado, y así van eligiendo a medida que baja la nota. Las primeras especialidades en agotarse fueron Dermatología (que este año ha batido un récord, completando las vacantes en toda España en el turno 542) y Cirugía Estética.Desde que en 2022 quedaron las primeras vacantes en Medicina de Familia (desde hacía una década), se reinstauró un turno de repesca, en el que quienes no habían elegido plaza, o habían rechazado la escogida, podían optar a una de las que estaban libres. Con ese método, el año pasado se cubrieron casi la mitad de las que habían quedado desiertas en Medicina de Familia. Pero esto no impidió que más de 246 se quedaran sin elegir, especialmente en lugares de difícil cobertura, generalmente zonas muy rurales y aisladas. Este año, incluso esas han quedado cubiertas sin necesidad de repesca. Las más rezagadas estaban todas en la provincia de Lugo. Fue el turno 13.430 el que escogió la última, en Burela.La ministra de Sanidad, Mónica García, considera que el principal problema por el que en las anteriores ediciones se vinieran quedando plazas desiertas es que algunas comunidades autónomas no ofrecen condiciones de trabajo suficientemente atractivas a estos especialistas. En una entrevista concedida esta semana a EL PAÍS explicó que “después de un itinerario formativo muy exigente, la gente quiere trabajar en lo que le gusta, que es ejercer la medicina”. “Si luego van a tener que coger una plaza en un lugar donde faltan recursos, donde van a tener una agenda de 60 pacientes, donde no van a poder formarse, no van a poder investigar, pues la gente no quiere trabajar en esas condiciones en un momento en el que tenemos déficit de personal”, razonaba.“Llegar a Atención Primaria y ser enterrado en un mundo de burocracia y de precariedad no es ejercer la medicina. Y esto es algo que lo hemos llevado reiteradas ocasiones al Consejo Interterritorial: hay comunidades que han hecho sus deberes, que lo han hecho bien y que han estabilizado a las plazas de Atención Primaria, que han aportado los recursos necesarios a los centros de salud y otras comunidades a las que se les escapa el 70% de los MIR”, dijo la ministra.Lo cierto es que desde hace tres años, son muchas las comunidades que han mejorado las condiciones: contratos de tres años a quienes terminaban la residencia ―el máximo que permite la ley antes de una plaza fija―, en lugar de días o semanas, como solía pasar; mejor salario base; complementos de ruralidad y por número de pacientes, entre otros. Quizás haya servido de incentivo para que los graduados agotaran todas las plazas.

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