El C. Gobernador del Estado de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona (considerado por el presidente de su enrevesado partido verde y ecologista como “ejemplo de gobernanza”) tiene en su biografía un elogio anónimo como portero de fútbol “experto en penales” y valga el pleonasmo que en su pretérito también ocupó celda en un penal de Hermosillo, Sonora como presunto responsable de delincuencia organizada y lavado de dinero. Apodado “El Pollo” por ser el paladín de los penaltis, entró al bote en enero de 2015 y un sexenio después asumió el cargo de gobernador constitucional del estado de San Luis Potosí aunque no se aclaró del todo el desvío de poco más de 200 millones de pesos de las arcas municipales cuando “El Pollo” (otrora jugador del legendario equipo Atlante) fue presidente de un municipio potosino y entre acusaciones de narcotráfico, rumores en dimes y diretes, su gestión ejecutiva ya como gobernador de la gobernanza queda grabada en letras oprobiosas con la ocurrente ocasión en que propuso en serio “capar o castrar a violadores y pena de muerte a todo feminicida” con más labia que ley.El gobernador Gallardo Cardona ha ocupado esta semana el pancracio central en los noticieros de México y para vergüenza en el mundo (y sin miedo al “Unfollow”) aseguró ante cámaras y micrófonos que el fantasma de la muy muerta Emperatriz Carlota se había aparecido fugazmente desnuda en una ventana con balconcito del mismísimo Palacio de Gobierno, sito en la Plaza de Armas de la entrañable ciudad de San Luis Potosí. No contento con la filfa (como decía Galdós de toda fake news) el gober Gallardo Cardona condujo él mismo un recorrido nocturno o “Tour Paranormal” por la misteriosa habitación que según su dicho siempre ha estado vacía, en desuso y sellada a piedra y lodo… y aquí tienen a su pendejo que insiste en escribir cuentos y cuentínimos o hilar novelas en medio de un fango ya internacional donde no sólo campea la mentira y simulación, sino la recurrente confirmación de que este tipo de tramas supera toda invención.Carlota Amelia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha fue efímera Emperatriz de México por su matrimonio con Fernando Maximiliano de Habsburgo, archiduque de Austria. La recomendable lectura de un libro reciente titulado 60 años de soledad. La vida de Carlota después del Imperio Mexicano, 1867-1927, pinta el policromado y doloroso biombo de su locura desatada con pesada melancolía y delirantes destellos de abandono una vez que naufragó su imperio mexica. No necesito releer Noticias del Imperio -obra maestra de Fernando del Paso- para consignar el increíble tránsito de un mujer que llegó al puerto de Veracruz con diadema y olanes absolutamente sorprendida y azorada por la cantidad de mexicanos que se arremolinaban en torno a sus enaguas tan sólo para tocarla. Esa mujer que intentó instalar un régimen de primero los pobres desde el Castillo de Chapultepec, que se hizo de la vista gorda de los engaños amorosos de su Max por obnubilación, infatuación y enamoramiento enloquecido, la misma que intentó salvarle el pellejo recurriendo a las barbas del llamado petite Napoleón que ideó el trono de Mexique (como quien sueña hoy mismo con anexar Groenlandia o comerse al Canadá) e incluso clamço en los corredores del Vaticano para ver si Pío Nono salvaba al Max con un santo Concordato… y ya en la estulticia vestida de luto continuo fue mujer que murió cuando el mundo ya se iluminaba con luz eléctrica, Chaplin había triunfado con Tiempos modernos y mucha sangre, pólvora y mortandad signó la Gran Guerra sin saber que sería llamada Primera porque se repetiría poco tiempo después, cuando la otrora Emperatriz ya había logrado lo que por lo menos le correspondía como alivio a su loca vida: morir en paz.Sucede que en el siglo XIX Doña Isabel de Goribar millonaria potosina de abolengo tunero mas no tunante regaló a la efímera pareja imperial la bellísima hacienda llamada Peotillos. La propiedad había sido fundada a mediados del siglo XVII, pasó a ser propiedad de carmelitas no tan descalzos y sirvió de palacio de verano y recreo para Mamá Carlota y su amado Maximiliano, que podrían haber contemplado desde una terraza nada austríaca el paisaje interminable de llanos extendidos de peyote, esa psicodélica garnacha que hace volar a poeta y campesino por igual. Se desconoce si los monarcas le entraron al viaje de mezcalina cada vez que viajaron literalmente a Peotillos de San Luis Potosí, pero la ironía de la historia es que al descalabrarse el efímero imperio (por la renuencia del Vaticano al Concordato, por el desinterés y enfermedad del pequeño Napoleón y no sólo por el carruaje blindado de Benito Juárez) fue precisamente en un salón del ahora hechizado Palacio de Gobierno de la ciudad de San Luis donde la princesa de Salm-Salm pidió de rodillas clemencia para Maximiliano (al tiempo que Mamá Carlota ya había cantado adiós en su retorno a Europa) y el polémico gobernador del surrealista siglo XXI pudo haber logrado mayor credibilidad si acusara como necedad de Salm-Salm el ectoplasma encuerado que -¡para colmo de la ficción o fricción literaria!- quedó grabada en video.En pocos instantes al vuelo se ve la silueta desnuda, no de Carlota (aunque así le apoden en burdeles circunvecinos) sino de una anónima musa ahora llamada seguramente sexoservidora que quizá brindó servicios varios o bailó variadas polkas con otro tipo de servidores públicos aunque ocultos, esos sí fantasmas inapelables que han sacado de la chistera una justificación no sólo digna de la literatura de Jorge Ibargüengoitia sino posible contribución a cualesquier programa televisivo sensacionalista que aboga y abona este tipo de episodios fantasmagóricos y el guion se redacta solo con la alusión a la gobernanza que en su momento ejerció la propia Carlota (aunque no es políticamente correcto quitarle la primicia como primera gobernante de este valle de lágrimas), los diálogos al desnudo entre ella y Maximiliano (o de la dizque fantasma con un burócrata) y la enredada trama de lo inverosímil supuestamente inverificable en medio de la espesa neblina del peyote potosino.

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