La salud de los padres y sus circunstancias antes incluso de la concepción tiene influencia en la salud de los hijos. Algunos estudios han observado que si los padres tienen obesidad, los hijos tendrán mayor riesgo de enfermedades metabólicas o cardiovasculares, y que el estrés de los progenitores aumenta el riesgo de trastornos neuropsiquiátricos en la descendencia. Igualmente, que los padres hagan ejercicio antes de la concepción tiene efectos positivos en el desarrollo del feto y en su salud futura.Hoy, la revista Nature Metabolism publica un estudio que sugiere que las personas concebidas en meses fríos tenían una mayor actividad de la grasa parda, un tipo de tejido que quema calorías para mantenernos calientes. En un trabajo que siguió a más de 500 personas, se vio que el frío durante la temporada de fertilización influyó, a partir de su efecto en la actividad de la grasa parda, en la salud metabólica, menor acumulación de grasa visceral, menor propensión al sobrepeso y menor circunferencia de cintura en la edad adulta. El gasto total de energía fue un 5,8% mayor en el grupo de fertilización fría.Más informaciónEl estudio, en el que han colaborado varias universidades y centros de investigación japoneses, incluyó a 683 individuos entre hombres y mujeres de entre 3 y 78 años. Se consideró que sus padres habían estado expuestos a temperaturas frías antes de la concepción, cuando esta se produjo entre el 17 de octubre y el 15 de abril, y a temperaturas cálidas cuando la fertilización tuvo lugar entre el 16 de abril y el 16 de octubre. También se exploró la posibilidad de que lo relevante fuese la fecha de nacimiento, pero los análisis meteorológicos mostraron que lo importante para la actividad de la grasa parda era la temperatura exterior y las variaciones diurnas de temperatura en el momento de la concepción y no del nacimiento.Los análisis identificaron la temperatura media diaria y sus variaciones como factores clave, mientras que otros parámetros, como la luz solar o la humedad, no mostraron correlación. Se propone que el sistema nervioso simpático podría mediar este efecto, aunque se necesitan más estudios para confirmarlo.Los resultados del estudio, que coinciden con otros realizados en ratones, sugieren que el efecto de la exposición al frío en la actividad de la grasa parda se produce a través de la línea paterna, por efectos epigenéticos en los espermatozoides. Al mismo tiempo, el análisis de los parámetros meteorológicos a lo largo de todo el embarazo, descartó efectos importantes en la activación de la grasa parda durante la gestación, algo que coincide con los resultados obtenidos en modelos animales.Preguntado por cómo puede afectar que en los países avanzados la gente esté casi todo el día en entornos climatizados donde no se sienten demasiado las variaciones de temperatura, Takeshi Yoneshiro, primer autor del estudio e investigador de la Universidad Tohoku, en Sendai, considera que “aunque el control moderno del clima a través de la calefacción o el aire acondicionado reduce nuestra exposición inmediata a los extremos medioambientales, puede que no elimine completamente las sutiles señales biológicas que influyen en nuestra salud”. “Dado nuestro hallazgo de que la diferencia de temperatura exterior antes de la concepción puede activar la grasa parda en la descendencia, también es posible que una mayor diferencia en temperaturas en el interior y el exterior podría, potencialmente, amplificar la activación transgeneracional de la grasa parda”, añade. Sin embargo, reconoce, “aún no hay pruebas de que esto sea así y es necesaria más investigación para cuantificar este efecto en las sociedades modernas”.El estudio no comparó los efectos en el metabolismo de la temperatura previa a la concepción con otros factores como la dieta o la composición del microbioma de los padres, y tampoco sirve para medir cuánto pesan esas experiencias previas al nacimiento en relación a la nutrición o los hábitos de la infancia, pero, en opinión de Yoneshiro, “la temporada de concepción puede preparar el escenario para algunas tendencias metabólicas”.El equipo japonés plantea la teoría de los Orígenes Prefertilización de la Salud y la Enfermedad, un concepto que amplía la más intuitiva teoría de los Orígenes del Desarrollo de la Salud y la Enfermedad, que se centra en cómo el estrés ambiental durante el embarazo o la lactancia puede afectar a la salud futura del embrión o el bebé a través de la línea materna. Este planteamiento considera que factores previos a la fertilización pueden programar los rasgos fisiológicos de la descendencia, influyendo, potencialmente, en la salud a lo largo de generaciones. Estos efectos podrían originarse tanto por la línea materna como por la paterna.Los autores creen que comprender los mecanismos moleculares de la transmisión epigenética de factores como la activación de la grasa parda y la manera en que las células memorizan esos cambios, puede abrir la puerta a enfoques terapéuticos con beneficios para la salud cardiaca y metabólica de los humanos.Por último, Yoneshiro no descarta que el incremento global de temperaturas “pueda perturbar el control transgeneracional de la grasa parda y el metabolismo energético”, pero reconoce que no hay pruebas de que eso esté sucediendo. “Son necesarios más estudios para estimar la magnitud y los efectos a largo plazo de un cambio ligero y gradual de la temperatura”, concluye.

Un estudio muestra que las personas concebidas en meses fríos tienen menor riesgo de obesidad | Salud y bienestar
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