La inteligencia artificial ha irrumpido, entre otras muchas cosas, como confidente de los jóvenes. Según el estudio Así somos: el estado de la adolescencia en España, que publica este jueves Plan Internacional, una de cada cuatro chicas de entre 17 y 21 años encuestadas asegura que utiliza la IA para “contarle sus cosas”. El porcentaje de los chicos baja a un 12%. También destaca el estudio que el 72% de los varones de entre 12 y 21 años tiene miedo de ser “acusado injustamente” de acoso o violencia de género.La muestra del estudio es de 3.500 jóvenes y adolescentes de entre 12 y 21 años. En España hay cinco millones de chicos y chicas de esa franja de edad, son el 10% de la población total. Es la primera generación de adolescentes que ha crecido en la era del uso generalizado de los smartphones y las redes sociales y la primera que vivirá acompañada por la Inteligencia Artificial. Sobre la IA como confidente, Silvia García, terapeuta especializada en adolescentes y familias, asegura que en su consulta escucha a muchos padres trasladarle que sus hijos “se abren más con las máquinas que con ellos”. Es una realidad que, según David del Campo, coordinador del estudio y director de Incidencia de Plan Internacional, no puede ser obviada. De ahí que el lema elegido para acompañar el estudio sea “Más inteligencia emocional para la inteligencia artificial”. Las respuestas de la encuesta sugieren que los jóvenes son conscientes, además de las virtudes de la IA, de los riesgos que entrañan los chatbots. A finales de agosto, los padres de Adam Raine, un adolescente de 16 años que se quitó la vida en abril en Estados Unidos, demandaron a ChatGPT por ayudarle a “explorar métodos de suicidio”. Un informe de la ONG Center for Countering Digital Hate (CCDH), por su parte, alertó de los fallos de seguridad y de cómo ChatGPT “traiciona a los adolescentes vulnerables al fomentar conductas peligrosas”. En solo dos minutos, cita el informe, ChatGPT recomendó cómo cortarse “de manera segura” (es decir, instrucciones para autolesionarse con la menor posibilidad de detección). En 40 proporcionó una lista de pastillas para sobredosis e incluso generó un plan completo para suicidarse, incluyendo cartas de despedidas para familiares. En el caso de una adolescente con trastorno de conducta de alimentación, tardó 20 minutos en crear planes de dietas peligrosamente restrictivos. El estudio destaca que la inteligencia artificial genera actitudes ambivalentes entre los encuestados. Aunque muchos se muestran satisfechos con su uso y reconocen su potencial ―por ejemplo para resolver dudas de sus estudios o, en menor medida, para hacer lo contrario, no dedicar “tanto esfuerzo” a los estudios― también identifican los riesgos asociados. Más del 80% de las chicas teme que se utilice para crear vídeos sexuales falsos o difundir información manipulada (frente al 71% de los chicos). Una inquietud compartida es la creciente dificultad para distinguir entre lo real y lo artificial, especialmente en imágenes y vídeos. La tercera preocupación sobre los riesgos es que la IA se use indebidamente para diagnósticos de salud mental (lo dice el 78% de las chicas y el 70% de los chicos). También perciben riesgos asociados a un uso excesivo. Un 68% de las chicas y un 61% de los chicos temen desarrollar cierta dependencia. Según el estudio, “esta inquietud, en los grupos de discusión, se traduce en expresiones como ‘volverse más vago’ o ‘dejar de pensar por uno mismo”. Para Del Campo eso denota consciencia. “No confían en la IA para temas de salud mental, les preocupa que pueda ser un espacio de consulta porque entienden que no es lo adecuado para los diagnósticos psicológicos. Son responsables porque saben que la IA puede generar dependencia y dicen: ‘cuidado no te enganches que esto no te va a resolver la vida’. Para mí es un dato positivo porque demuestra que estamos ante una generación de adolescentes que no transita por la vida como pollos sin cabeza con esta herramienta”. En cuanto a la IA como confidente, asegura que “no existen estudios” suficientes que permitan confirmar “una tendencia”. Y asegura: “Lo que sí nos dice el estudio es que la IA se incorpora como nuevo acompañante en su vida diaria”.La terapeuta Silvia García explica los motivos por el que los adolescentes recurren a los chatbots y los peligros reales que eso puede entrañar. “La máquina no se enfada, no les juzga, está despierta a las 3 de la mañana si lo necesitan. Los chatbots actualmente dan una aparente empatía, parecen preocuparse, pero en realidad solo predicen palabras, simulan un cuidado. No hay un afecto real recíproco. Ofrecen relaciones ciertamente más fáciles, porque no hay riesgo al rechazo, algo a lo que tienen tanto miedo los más jóvenes. Es doloroso admitirlo, pero cuando recurren a una máquina lo que están diciendo es que no saben con quién más pueden hablar”. Y hace autocrítica respecto a los adultos. “Es probable que sientan que estamos cansados, o no estamos centrados en lo que nos están contando, o no los entendemos. En este mundo hiperconectado, la paradoja es que se sienten más solos que nunca. Cuando alguien, aunque sea de una manera artificial, les responde con paciencia y palabras dulces, les resulta más fácil que arriesgarse a una mirada de desaprobación en casa, a un grito, un silencio incómodo de algún amigo o algún reproche que él no necesita en ese momento”. A los padres que le trasladan su preocupación en la consulta, siempre les dice esto: “cuando un chico o una chica se abren a una máquina para hablar, no es que realmente quieran hablar con un robot: prefieren hablar con personas, pero lo que sienten es que no encuentran en su entorno alguien que esté disponible, que no les juzgue, que no tenga prisa”.Los jóvenes, según el estudio, son un grupo de población especialmente expuesto a la violencia: el 60% dice haber vivido algún tipo de violencia en redes sociales. En cuanto a la violencia sexual, el 22% de las jóvenes de 17 a 21 años dice haberla sufrido y más de un tercio de ellas conoce a alguien cercano que también la ha sufrido. Algunos chicos expresan preocupación ante una eventual “pérdida de privilegios” y, aunque la mayoría rechaza la violencia de género, aún persisten situaciones que no se rechazan con firmeza. En los chicos se perciben ciertas situaciones de ambivalencia frente a algunas formas de violencia de género y de control en la pareja. Por ejemplo, preguntados por su opinión sobre que un chico revise el móvil de su novia, solo el 53% de los chicos lo considera inaceptable. Además, la mitad considera aceptable en algún caso que un chico quiera saber dónde está su novia en todo momento. Para Del Campo esa “ambivalencia” puede explicar el dato de que el 72% de los chicos tiene miedo de ser “acusado injustamente” de acoso o violencia de género. El estudio subraya que “en los grupos muchos expresan inseguridad en su relación con las chicas, al no tener claro como actuar ni qué comportamientos son considerados adecuados”. Los datos sobre la percepción de la violencia de género no difieren mucho de los últimos estudios publicados. El último informe sobre juventud del ministerio de Juventud e Infancia destacó que en general, los jóvenes se sienten cada vez menos identificadas con el feminismo y la lucha por la igualdad de género. En 2019, el 64% presentaba un alto grado de identificación con este movimiento, mientras que en 2023 se redujo al 54%. En cuanto a la violencia de género, en 2019, el 82,5 % de la población estaba muy o bastante de acuerdo con que era uno de los problemas sociales más importantes. Sin embargo, en 2023, ese porcentaje descendió al 65 %.

Una de cuatro chicas de 17 a 21 años recurre a la IA como confidente para “contarle sus cosas” | Sociedad
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